EMEUB 3
Capítulo 3
Yeong In no podía aceptar la
realidad incluso mientras veía el caos en el jardín. Las sillas y la decoración
navideña del invierno pasado se encontraban rodando en medio del jardín. Su
madre Kim Eun Hye estaba estupefacta sentada en el piso, junto a ella, salieron
los niños y profesores corriendo, pisando sus pies.
- ¡Yeon In Ah!
- ¿Cómo pasó?
- No sabemos. Entraron y nos
empujaron sin razón.
- ¡Debieron proteger las
escrituras!
La maestra más anciana del
centro, Kim Yeong Hee se quejó con lágrimas. Yeong In, sacó su celular con una
expresión glacial. Buscó en su directorio y encontró el número telefónico de su
tío Ryu Dong Chan, oprimió la tecla de “llamar” pero inmediatamente lo mandó a
buzón. Repitió la acción, pero obtuvo el mismo resultado.
Apretó su celular y se sentó
en el piso junto a su madre. Ella estaba muy sorprendida, sus dedos aún
temblaban. Lagrimas brotaron de sus ojos al voltear a ver a su hijo.
- ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué
vamos a hacer, Yeong In Ah? – Atónita, se desconectó. No podía hablar y enterró
su rostro en sus manos. Su cabello siempre pulcro estaba hecho un desastre al
igual que su ropa; mostrando cuánto se esforzó para impedir que los intrusos
entraran, pese a su pequeña constitución física.
- Por ahora entra. Yo saldré a
buscarlo.
La llevó a su habitación y le
ayudó a acostarse. Al salir, limpió el desastre del jardín junto a los
profesores. Sus dientes rechinaron cuando vio el árbol de navidad que había
comprado Ryu Dong San para los niños, roto a la mitad.
Él era el hermano pequeño de
su padre el pastor y desde joven fue un fastidio. Pasó mucho tiempo sin
comunicarse con ellos, hasta que hace unos años regresó a vivir a Sumawon. Opuesto
a su preocupación, su tío aceptó un trabajo nefasto y realmente trabajaba con
diligencia, así que nunca se imaginó que tremendo incidente pasaría.
Al sacar las cosas rotas al
exterior, vio a lo lejos que venía una motocicleta. El conductor era un hombre
con el cabello teñido de amarillo y sentada detrás de él venía una chica con
uniforme de estudiante y su cabello bien recogido.
La motocicleta que venía
rápido se detuvo a cierta distancia; la chica que venía atrás tomó su mochila y
saltó. Era la hermana menor de Yeong In, que este año cumple 19 años. Cuando
Yeong In se acercó la motocicleta, esta huyó rápidamente.
- Hermano ¿cuándo llegaste? ¿Y
mamá?
- Te dije que no te juntes con
él.
El chico de cabello amarillo
que manejaba la motocicleta era amigo de Min Ah. Se había retirado de la
escuela el año pasado y en este momento, trabaja haciendo entregas. Es un buen
chico, pero como hermano mayor, preferiría que su hermana no se junte con él
- En este momento ¿ese es el
problema? ¿Lograste comunicarte con el tío?
- Aún no.
Min Ah chasqueo la lengua como
un viejo afligido.
- En cualquier caso, es
terrible. ¿Cómo pudo golpearnos con tanta fuerza? ¿Cómo pudo hacerle esto a
mamá? Debimos sospechar de él desde el momento en que irrumpió en la casa
después de la muerte de papá. ¡Ah! ¡Realmente solo pudo ser el tío!
Molesta, lazó un golpe al aire
y lo insultó diciéndole lo hijo de puta que era.
- No seas imprudente y quédate
en casa.
- ¿Y tú, hermano?
- Iré al centro. Entra y cuida
a mamá. Ha sido muy difícil para ella.
- ¡Yo también voy contigo!
Yeong In la ignoró y caminó
hacia el carro. Min Ah parada fuera del automóvil, miró hacia el asiento del
conductor e hizo una señal para entrar. Molesta, pateó el suelo y luego entró. Yeong
In suspiró y encendió el automóvil. El automóvil circulaba por una calle sin
pavimentar y en mal estado, lo que ocasionó que levantara polvo.
El semblante del presidente
Kim era gélido. A su lado su esposa Joo Hye Ryon se encontraba impaciente. El
día de hoy, su esposo parecía muy resuelto.
- Llamaste a una persona
ocupada. Habla por favor.
Ha Jun que había sido capturado
súbitamente, estaba de piernas cruzadas bebiendo té tranquilamente. El
presidente Kim arrojó sobre la mesa varias fotografías. Ha Jun les echó un
vistazo. Eran fotografías de él, coqueteando con omegas en un club y hasta de
ellos entrando en un hotel. Se le fotografió con una gran variedad de
compañeros.
- ¿Qué es esto?
Su actitud descarada golpeó
con gran fuerza al presidente Kim. Si fuera una persona, sentiría vergüenza,
pero Ha Jun alzó sus hombros como si no fuera nada.
- Debes tener un límite para
jugar. ¿Ahora hasta te metes con mujeres casadas?
- Tranquilízate, o tu presión
volverá a subirse, papá.
- ¡Cabrón! ¿Ahora actúas como
si te preocupara mi presión?
- Te lo dije antes ¿no? Kim
Soo Ra es divorciada.
- ¡Hace un día que se divorció!
De hecho, esto se le hacía
injusto a Ha Jun. En la mayoría de los casos, había terminado con los omegas
que estaban en las fotografías después de comer, y en el caso de Kim Soo Ra, se
encontró con ella por cuestiones de trabajo. Ya divorciada, quería empezar a
trabajar otra vez, pero lamentaba no tener una agencia apropiada con la cual
firmar.
Sin embargo, desde hace mucho
que el presidente Kim no escuchaba los detalles y se limitaba solo a
enojarse. Se dice que la paciencia se
acorta conforme envejeces, pero en su caso es peor. Incluso ahora, si le
explicara solo lo tomaría como un pretexto.
- Esta bien. Ahora solo me
encontraré con personas que tengan más de un año divorciadas.
El rostro del presidente Kim
se distorsionó. Ha Jun revisó la hora.
- Ya terminaste de hablar
¿verdad? Si no tienes más que decir, me retiro, ya que tengo un compromiso por
la tarde.
- ¿Hasta cuándo vivirás así? –
Preguntó el presidente Kim con una voz fría.
Ha Jun respondió con calma.
- Papá ¿lo olvidaste? Tú me
dijiste que viviera como quisiera.
El presidente Kim con lagrimas
en los ojos, sujetó la mano de Ha Jun de quince años en la sala de operaciones;
mientras lloraba le dijo que si no se enfermaba, podía hacer y vivir como
quisiera, mientras se mantuviera con vida, a él no le importaría.
Si pudiera, le gustaría regresar
a ese momento y zurcir sus labios.
- Si vas a vivir como te
place, al menos no lastimes a tu viejo.
Ha Jun aceptó rápidamente.
- Si, esta bien.
- Me voy.
Tan pronto se puso de pie, el
presidente Kim le gritó que se sentara. Ha Jun suspiró, pero no se dejó caer en
el sillón. Sin importar lo que diga parece que su charla va para largo.
Molesto, vio que en la puerta aparecía alguien.
El presidente Kim le guiñó el
ojo al secretario Yoon; este sacó algo y lo sostuvo frente a Ha Jun quien lo
miró sin tocarlo. Obviamente era un boleto de avión.
- Quédate en el extranjero
hasta que las cosas se calmen o mejor, hasta que terminen las elecciones.
Quedó asombrado.
- Vete, descansas y luego regresas.
Incluso no me va a importar con quién te encuentres allá.
- No quiero.
- Hazme caso. No lo diré dos
veces.
- Yo también no lo diré dos
veces. No voy a ir.
El ambiente se tensó. Al final
el presidente Kim lo quería obligar, chantajeándolo.
- Si continúas así, no te voy
a dejar ni un centavo.
Kim Ha Jun sonrió sin
parpadear.
- De cualquier forma, soy al
único que le puedes heredar.
- Lo puedo donar.
- ¡Ajá!
- ¡Realmente!… ¡este bastardo!…
- El presidente Kim no se pudo contener y tomó el cenicero; su esposa lo detuvo
– ¡Cariño, cálmate! – rápidamente miró a su hijo para que huyera. Ha Jun tomó
su abrigo.
- Realmente ya me voy.
Luego, le pidió a su madre que
cuidara de su padre para que no se enfermara por el enojo; se despidió y salió tranquilamente.
El presidente Kim estaba furioso – ¡Ese no es mi hijo, voy a buscar un palo de
golf y lo mataré hoy! – dijo. Su esposa y el secretario Kim tuvieron
dificultades para detenerlo.
Ha Jun huyó. En la sala de
estar solo se escuchaba al presidente Kim jadeando como un bisonte enojado.
- Tranquilízate, sabes que la
intimidación no funciona en él.
Aunque su esposa lo disuadió,
la ira del presidente Kim no parecía que fuera a disminuir.
- ¡Está desterrado! ¡Dile
inmediatamente que no vuelva a aparecer frente a mí!
- Ha Jun ya es un adulto. No
lo intimides en exceso. Si no… como en el pasado…
El presidente Kim detuvo las
palabras de su esposa con un fuerte grito.
- ¡Que! ¡Como en el pasado!
¿Eso fue mi culpa? Su suicidio ha sido su único mérito y yo siempre tengo que
abstenerme por eso.
- ¡Cariño!
El presidente Kim, llamó al
secretario Yoon que estaba junto a él.
- Song Min, averigua sobre lo
que te dije antes.
- ¿Disculpe?
- Mi padre, mientras estaba con
vida me platicó sobre su hogar.
Joo Hye Ryon que entendió tarde
se asustó - ¡Cariño! – Contrario a sus palabras, el presidente Kim le lanzó una
mirada firme.
- Búscalo otra vez.
Joo Hye Ryon se paró frente a
su esposo.
- ¿Qué sucede contigo? Tu
madre también dijo que pretendieras que eso no pasó.
El rostro del presidente Kim
era firme. Es horrible. Esa historia no tiene sentido en este siglo XXI. No es como
si esa vieja promesa fuera a controlar la forma de ser de su hijo o que él fuera
a aceptarla fácilmente.
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