EMEUB 2
Capítulo 2
- ¿Le duele?
- No, estoy bien.
Le hizo un magnífico diseño de
flores en el pubis al director Choi. Contrario a su “estoy bien”, la frente del
hombre se estremecía cada vez que la afilada aguja se clavaba en su piel,
inyectando la tinta.
El dibujo recobraba su nitidez
al limpiar con su mano derecha la tinta mezclada con sangre.
- Yeong In. Este año ¿cuántos
años cumples?
- Veintinueve años.
- Ya tan rápido. El tiempo
vuela.
Yeong In sonrió. Mientras
estaba en la universidad, un sunbae cercano le dijo que estaba aprendiendo a
hacer tatuajes, él lo siguió y aprendió a hacerlos por primera vez. Tiempo
después, el sunbae dejó de hacerlos, sin embargo, Yeong In interrumpió sus
estudios y se fue a estudiar al extranjero; al regresar abrió su tienda.
Poco después de la
inauguración llegó el director Choi y se hizo cliente.
- ¿Todavía no tienes novi@?
- ¿Debería presentarte a un
buen prospecto? La vez pasada te presenté a mi primo ¿verdad? Ese niño me dijo que le gustaste.
Hace aproximadamente un mes,
el director Choi le presentó a su primo y este llevó a su hermana a hacerse un
pequeño tatuaje en el tobillo. Le pareció que había dicho que quería ser actriz
y a diferencia de su hermano ella era una mujer tranquila y tímida. Es
increíble que haya pensado en convertirse en actriz con esa personalidad.
- Lo siento. En este momento
no estoy en condiciones de conocer a nadie.
El presidente Choi no se
sintió mal por el rechazo y le sonrió. Además, también sabe de la situación
familiar de Yeong In, cuyo padre era un pastor, que, mucho antes de que Yeong In naciera, recogía y criaba a niños que no
tenían a donde ir.
Cuando Yeong In tenía
dieciocho años, un motociclista atropelló a
su padre y falleció. El responsable, fue un joven de veinte años que se ganaba
la vida haciendo entregas con su motocicleta, debido a que sus padres estaban
enfermos.
Aunque su padre falleció, su
madre no acusó al joven y le perdonó. Al crecer, el hijo no siguió el camino de
su padre y escogió su propia forma de ganarse la vida. Incluso su madre se
mostró muy emocionada cuando le dijo que renunciaría al estudio, para ir a
aprender más sobre los tatuajes.
Sin embargo, paulatinamente,
los niños que entraban en la fundación de cuidado infantil incrementaron, pero
al no estar su padre, su madre no pudo con toda la carga.
- Avísame si necesitas ayuda.
Yo te ayudaré, tanto material como emocionalmente.
Por un momento, el director
Choi lo miró con un notorio deseo. Yeong In oportunamente fingió no verlo.
- Le agradezco sus palabras.
- Me enteré de que al
principio eras un omega. Debido a eso emano feromonas ¿sabías?
- ¿Lo hace?
- Sabes ¿cuán triste me puse
al saber que eres beta? Fui completamente engañado por tu aroma.
Yeong In no sabía por qué
tenía ese aroma si era beta. Lo ha tenido desde que nació, por ello, cuando era
joven fue diagnosticado como omega y él nunca lo dudó.
Estaba ocupado aplicando el
color, cuando su celular que estaba en el bolsillo de su abrigo vibró. Intentó
ignorarlo, pero no había indicios de que fuera a detenerse. Se excusó con el
director Choi, se retiró los guantes y tomó la llamada. Era su hermana, Ryu
Mina.
Al ver las llamadas continuas,
preocupado, no sabía si contestarlas o no. Su hermana que es 10 años más joven
que él, es omega, y hace de los problemas triviales un gran escándalo, pero que
de pronto llegaran tantas llamadas, no fue una buena señal.
- ¡Hermano! Soy yo ¿en dónde
estás?
Una voz apremiante salió del
celular. Yeong In sacó un pequeño suspiro.
- Estoy trabajando. Hablemos
luego.
- En este momento, el trabajo
no es importante.
- ¿Por qué? ¿Acaso alguien se
llevó las escrituras de la casa?
Iba a decir que era una broma,
pero en un instante, el silencio invadió la llamada. Yeong In movió sus ojos lentamente
de un lado a otro y sin saber por qué, sintió un frío en la espalda. Distinguió
la voz decepcionada de su hermano acompañada de un gruñido.
- ¿Cómo lo supiste?
El sonido de música era
ensordecedor y se filtraba a las afueras. Dentro, una fiesta estaba en su
apogeo. En una pequeña piscina, alfas y omegas en traje de baño se mezclaban; y
dentro, en un lugar más privado, algunos quemaban sus deseos sin control.
Kim Min Jae hundía sus labios
en la nuca de un esbelto omega y este se estremeció cuando exhaló sus
feromonas. De pronto y en el peor de los momentos, alguien tocó su espalda.
Volteó y vio aparecer al secretario Yoon junto a dos hombres altos que cambiaban
la atmosfera, debido a la presión que ejercían.
- ¿Dónde está el presidente
Kim?
Kim Min Jae los miró con
incomodidad y acarició su mentón.
- ¿Qué hacemos? En este
momento se encuentra muy ocupado…
Una mirada fría se asomó por
los anteojos de montura plateada del hombre. Los dos hombres que se encontraban
atrás entraron en acción, sujetándolo rápidamente con ambas manos.
– Esperen un momento, yo iré
en seguida.
- Esperen un momento.
Aunque le dijo que esperara,
el secretario Yoon lo ignoró y lo siguió.
Al adentrarse, el humo del
cigarro se hizo más denso. En este momento, el lugar está lleno de la esencia
de feromonas que emanaban de todos, pero el secretario Yoon, al ser un beta no
podía sentirlas ni olerlas, por lo que se sintió agradecido por ser una persona
normal.
Había personas enlazándose y
botellas rodando por todo el pasillo; Kim Min Jae se detuvo al final de este;
tocó la puerta y la abrió. Vio de perfil a Kim Ha Jun, sentado en el sillón; frente
a él estaba una mujer vistiendo solo un camisón mirando hacia abajo, entre sus
muslos.
Kim Ha Jun sostenía con una
mano su copa de champagne, mientras metía su otra mano en el interior del
ardiente camisón negro de la chica y la subía lentamente. El secretario Yoon
entró con pasos bruscos y apagó la música.
El ruidoso interior se volvió
silencioso como un ratón. El suelo estaba mojado debido a que alguien había
derramado champagne, y las suelas del secretario Yoon se ensuciaron de la
bebida, por lo que se limpió en la alfombra. El ambiente en el cuarto se
congeló; la persona al percatarse se levantó y se fue.
Ha Jun miró con disgusto al
inesperado y no deseado visitante.
- ¿Acaso invité al secretario
Yoon a este lugar?
- El presidente Kim me envió.
- ¿Por qué?
- ¿Acaso no lo sabe usted
director?
Ha Jun bebió todo su champagne
y le sonrió con descaro.
- No lo sé.
- Me pidió que me lo lleve,
incluso en contra de su voluntad.
- ¡Oh, no!
- El presidente está muy
enojado.
- Por eso debió bloquear bien
ese artículo. Parece que mi padre no es tan bueno como en los viejos tiempos o
acaso ¿es su subordinado quien no puede hacer su trabajo apropiadamente?
El secretario Yoon gruñó con
sarcasmo. La apariencia del hombre sentado frente a él era admirable, pero su
personalidad era bastante mala. Y este, era el único hijo y mayor problema del
presidente Kim.
Todos los días crea un nuevo escándalo,
pero esta vez lo hizo con la actriz que se había divorciado un día antes y con
la que se especulaba que tenía una aventura, mientras ella estaba casada. El
presidente Kim fue criticado por no poder tomar medidas drásticas contra su
hijo, por lo que estaba en problemas.
- ¿Acaso no se puede quedar en
silencio hasta que el presidente termine su cometido?
- Si, por eso hice la fiesta
en mi casa ¿no? ¿cuál es el problema?
El secretario Yoon suspiró en
respuesta.
- Es todo. Por favor salga. El
presidente me pidió que lo llevara.
- Ya sé. Pero ¿no le parece
que tengo que vestirme para ir?
No podía ir así. Kim Ha Jun sonrió, abrió sus brazos y le mostró su camisa hecha un desastre. El
secretario Yoon no tuvo más opción que salir. Aunque había dicho que saldría
después de cambiarse, volvió a poner música. Revisó el reloj. «10 minutos más,
si no sale, esta vez realmente pienso sacarlo arrastrando.»
Recordó la primera vez que se
encontró con Kim Ha Jun. Nadie le creerá, pero era muy inteligente, amable y
honesto; realmente un buen chico. Al ser hijo único, acaparó el amor de toda la
familia, e incluso cuando nació, el difunto presidente creó y denominó una fundación
con su nombre. Su esposa, cuya personalidad era originalmente fría, hacía una
gran excepción con su nieto y con frecuencia aparecía abrazando a un joven Ki
Ha Jun en reuniones oficiales. Incluso ahora, cuando el presidente Kim regaña a
su hijo, ella se pone de lado de su nieto.
Kim Ha Jun a medida que crecía,
lleno del amor de toda su familia, se destacó en todas las áreas. No solo en
los estudios, sino también en su personalidad que era buena y generosa. Las
personas le decían al presidente Kim que había criado bien a su hijo.
Pero a la edad de quince años
algo extraño sucedió y su salud colapsó. Por fortuna, la cirugía salió muy bien
y pasó dos años recuperándose en la ciudad natal del presidente. Sin embargo,
por algún motivo, al regresar a Seúl, empezó a cambiar poco a poco.
Al principio, el presidente
Kim recibió estos cambios con alegría – Por fin le llegó la pubertad a mi hijo –
pensó. Tampoco se preocupó mucho cuando empezó a salir con bastante frecuencia
con malas amistades de su nueva escuela.
Entonces al final hubo un gran
accidente. Conforme los días pasaban, la holgazanería empeoró y después por
algún motivo, consiguió pastillas para dormir y se las tomó todas. Fue llevado
a la sala de urgencias y llamaron a la esposa del presidente para darle a
conocer la noticia.
En ese tiempo, el ambiente en
casa era como el infierno. Tarde, se dieron cuenta que esto no era una simple rebeldía.
Pidieron que investigaran, pero no pudieron encontrar una razón. Se preguntaron
si había sufrido acoso en la antigua escuela, pero tampoco era el caso.
Pasó el tiempo y la rebeldía
de Kim Ha Jun se tranquilizó, pero la relación entre ambos no pudo regresar a
lo que era en el pasado. El secretario Yoon suspiró, recordando por un momento
los viejos tiempos. Kim Ha Jun abrió la puerta. Rápidamente se había cambiado de
ropa y salió luciendo impecable.
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