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 Prólogo

 

El cuarto periodo era famoso por la aburrida clase de chino. El cálido sol entró por la ventana y algunos de los chicos empezaron a estirarse. Ha Jun, que tomaba notas se puso las gafas redondas de montura plateada hasta la nariz y miró por la ventana durante un rato.

Es primavera. Abrieron la ventana y un agradable viento ingresó. En la puerta de la escuela hay un enorme y viejo cerezo cuyos pétalos se alzan como la nieve cada vez que hay viento y el guardia los barre todo el día sin cesar.

Ya han pasado dos años desde que vino a este lugar. En ese entonces, también era primavera, pero su cuerpo estaba débil por la cirugía. Al irse recuperando, el padre de Ha Jun quería regresar a Seúl pero él insistió en quedarse aquí. Hace un año le entristecía el hecho de haberse separado de sus amigos más cercanos, pero ahora tiene un importante motivo para quedarse.

Ha Jun miró hacia afuera; abrió la parte delantera de su mochila y al confirmar con su mano que la caja estaba ahí sonrió. En ese preciso momento, les informaron que la clase había terminado. Tan pronto como el profesor de chino cerró su libro, los alumnos se levantaron estrepitosamente y salieron de prisa del salón.

Yeong Woo que estaba justo frente a él, volteó hacia atrás.

- Ha Jun, vámonos.

Yeong Woo es un amigo que hizo en este lugar. Juntos iban saliendo por la puerta trasera cuando unos estudiantes pasaron corriendo de lado izquierdo del corredor y los empujaron. – Ah, Ah. Maldición – Yeong Woo se cayó e insultó a los estudiantes y estos voltearon a verlo.  

Yeong Woo que estaba tirado se asustó y Ha Jun también lo miró alarmado. Un estudiante con rostro llenó de maldad y con un corte de cabello al ras, los miró con crueldad, se dio la vuelta y se alejó. Este alumno es Park Song Yeon, quien a partir de hoy regresó a la escuela después de haber sido suspendido. Yeong Woo respiró aliviado, se sacudió la ropa y se puso de pie.

- Ya tan pronto regresó ese bastardo.

- Es lo que veo.

- Parece que le tendré que decir a Yeong In que tenga cuidado.

Ha pasado una hora desde que le preguntó a Ryu Yeong In ¿dónde estás? Pero no ha obtenido respuesta. Ha Jun preocupado le mandó un mensaje, ya que con certeza lo vio venir a la escuela.

Al llegar al comedor, la fila de los estudiantes llegaba hasta la entrada. Ha Jun y Yeong Woo esperaron y recibieron la charola con sus alimentos. Se sentaron atrás, cerca de la ventana. Ha Jun miraba desde su asiento, buscando con la vista en el interior del comedor la figura de esa persona, mientras comía y platicaba con su amigo.

De pronto y de forma absurda hizo contacto visual con Park Song Yeon, a quién había visto en el corredor hace un momento. Sintió que era peligroso e instintivamente evadió su mirada, pero pronto sus preocupaciones se hicieron realidad. Con paso firme, Park Song Yeon se acercaba con su charola y detrás de él, un grupo de personas lo seguía.

- Tú eres Kim Ha Jun ¿verdad?   

Ha Jun miró hacia arriba para ver a Park Song Yeon. La cicatriz encima de sus sanguinarios ojos es evidente y él sabe bien quién se la hizo. Park Song Yeon tomó un grueso bocado de carne cruda y sonrió.

- ¿Tú familia es así de rica?

Dentro del comedor, los ruidosos murmullos se sosegaron y la atención de los estudiantes se centró en ellos. Ha Jun suspiró y exhaló brevemente; tomó su cuchara y la charola y se levantó. Park Seong Yeon lo tomó por los hombros y lo presionó.

- Siéntate pendejo. Mientras tú hyung te esté hablando no debes levantarte.

Su voz, llena de un aura asesina hizo temblar su corazón. La mitad de los estudiantes observaban preocupados, mientras que la otra mitad observaban con entusiasmo, pero ninguno estaba dispuesto, ni podía interferir. Park Seong Yeon era famoso por capturar a sus oponentes y atormentarlos de pies a cabeza, así que varios estudiantes se han tenido que transferir.  Además, era bastante sabido que su padre mantenía a la región.

- Me dijeron que fuiste tú quién saco a Ryu Yeong In de la estación de policía.

Ha Jun no contestó. Park Seong Yeon bajó su cuerpo y observó su rostro; un terrible olor a cigarrillos le llegó. Su mano se tensó y la cuchara que estaba en ella cayó. «No seas cobarde, está incitando una pelea». Recordó las palabras que le dijo Yeong In «Entre más fuerte sea el oponente, debes moverte con más fuerza.» pero era imposible actuar.

Park Seong Yeon sonrió y puso sus brazos en los hombros de Ha Jun que había bajado su mirada.

- Ve y dile a Ryu Yeong In que, si no viene al salón antes de que termine el día, yo mismo iré a buscarlo y estará jodidamente arruinado.

El sonido del rechinar de sus dientes le puso la piel de gallina. Park Seong Yeon bajó sus brazos y en el momento en que iba a irse, Ha Jun dejó el silencio y abrió la boca.

- No molestes a Yeong In.

Los nervios motivaron un imperceptible temblor en su voz. Yeong Woo que estaba sentado del otro lado, exhaló y su cara se puso pálida. Park Seong Yeon volteó; su mirada se tornó aguda y aterradora; se acercó a Ha Ju y lo barrió de la cabeza a los pies.  

- ¿Qué dijiste?

Ha Jun cerró la boca y Park Seong Yeon lo tomó por las mejillas – Dime ¿Qué fue lo que dijiste? – El ambiente dentro del comedor se volvió pesado.

- Dije, no molestes a Yeong In.

¡Pam! Esta vez, abofeteo sus mejillas.

- Repítelo.

Ha Jun apretó sus dientes.

- Si lo molestas una vez más… yo…

¡Pam! Junto al sonido, sus lentes volaron muy lejos.

- Si lo molesto ¿qué vas a hacer?

Ha Jun con el rostro enrojecido miró a Park Seong Yeon. «Si me vuelves a tocar, te mato». A pesar de que esas palabras se arremolinaban desde su garganta, realmente no pudieron salir de su boca.

- ¿Qué vas a hacer? ¿Eh?

Al final de la oración, el lado frontal de su palma golpeó el rostro de Ha Jun y su cuerpo cayó de lado a la par del sonido. Yeong Woo, que estaba observando, se paró de su asiento de un salto; asustado gritó que se detuviera.

En ese momento, apareció en la entrada del comedor el profesor de educación física.

- ¡Park Seong Yeon, hijo de puta! ¡¿Qué estás haciendo?!

El grupo de estudiantes reunidos se dispersó rápidamente, Park Seong Yeon se paró vacilante y le mandó una mirada de advertencia a Ha Jun.

– Nos veremos de nuevo Ha Jun – sonrió como si no le importara y salió del comedor.

Ha Jun recibió el mensaje mientras estaba en el comedor, rápidamente tomó la mochila y los tenis de Yeong In y se dirigió a la enfermería. Abrió la puerta y entró; vio la espalda de alguien recostado bajó la ventana y cubierto con una cobija.

El viento que soplaba afuera hacía mover las cortinas, haciendo que el sutil aroma infiltrara en su nariz. El aroma de Ryu Yeong In era similar al de la primavera. Su aroma de omega. El cuerpo de cada estudiante tiene un aroma, pero a él solo le gusta el aroma de Yeong In.

Ha Jun caminó lentamente hacia Yeong In, lo tomó de los hombros y ligeramente lo sacudió.

- Yeong Ina…

- Ryu Yeong In.

- Uhm.

Yeong In frunció su frente, se giró y abrió sus ojos. Sus ojos grandes y negros como su cabello miraron a Ha Jun. Sus pestañas largas se agitaron como mariposas y sus rosadas mejillas, parecidas a unos duraznos se elevaron ligeramente, junto a la comisura de sus labios, los cuales incluso estando inmóviles son graciosos y sensuales.

Yeong In lo abrazó con ambos brazos. Ha Jun en vez de abrazarlo, se sentó en la camilla y lo levantó.

- Rápido. Vámonos. No deberías estar aquí.

- ¿Por qué?

Preguntó con voz somnolienta, he inmediatamente apoyó su cabeza en el hombro de Ha Jun, el cual, se sentó derecho en la camilla y dejó la mochila y los tenis encima.

- Escuché que Park Seong Yeon regresó y que te está buscando.

Yeong In se rió medio dormido. – ¿Por eso viniste a recogerme? Yo puedo golpearlo. – Bajó sus piernas de la cama y Ha Jun se arrodilló y le puso sus tenis.

Mientras miraba la cabeza de Ha Jun, Yeong In frunció sus cejas. Primero, no tiene puestos los lentes que siempre usa y segundo su mejilla izquierda tiene una clara figura de una mano y está roja. Es sabido que Kim Ha Jun es un estudiante modelo, así que es imposible que un profesor lo haya abofeteado por haberse metido en problemas.

Descifró la situación de principio a fin y adivinó qué cabrón lo hizo. Sujetó la barbilla de Ha Jun y levantó su rostro. Aunque es mucho más guapo sin lentes, al ver sus mejillas, su corazón se agitó.

- ¿Te lo hizo Park Seong Yeon?

Ha Jun no respondió, tomó la mano de Yeong In y lo dirigió fuera de la enfermería. Justo en ese momento pudo ver a la distancia a la pandilla de Park Seong Yeon. Ha Jun, no soltó a Yeong In y molesto salió corriendo. Su humor solo se tranquilizó cuando estuvieron fuera de la escuela.

Yeong In miró la parte posterior de la cabeza de Ha Jun y sonrió al ver que ante tal urgencia había tomado su mano. En la escuela el ñoño no lo hace. Eventualmente, apretó más su mano. No quería soltarlo.

Llegaron a la estación de autobuses más cercana a la escuela. Ha Jun dejó a Yeong In en el asiento y fue a comprarle el refresco de uva que le gusta. Al regresar tocó su frente. Le preocupa que estos días, ha tenido ligeras fiebres sin razón aparente.

- Aún tienes fiebre.

Yeong In movió su cabeza. Hace dos días fue al hospital a hacerse un chequeo, pero no encontraron nada raro en su cuerpo. Lamentó que el examen de sangre haya sido en vano. Por otra parte, los síntomas eran similares a cuando le viene el ciclo de celo, así que en secreto fue a la enfermería a buscar consejo y preparar por si acaso la medicina.

Le encantaría que Ha Jun este a su lado, cuando le llegue el celo. Pasaría su primer ciclo de celo con la persona que ama. De solo pensarlo su rostro ardió. Ha Jun le preguntaba con una cara de preocupación si se encontraba bien, mientras él fantaseaba y sonreía bobamente.

Yeong In con esfuerzo ocultó los sentimientos que lentamente borbotaban de su travieso corazón y se sentó más cerca de Ha Jun. Sus muslos estaban muy cerca. Ha Jun tragó saliva y se hizo un lado. Yeong In hizo un puchero como niño pequeño. 

- Has estado enfermo estos días. Ve directo a casa y descansa. Ya pensaré en algo.

- ¿Por qué me daría miedo ese cabrón de Park Seong Yeon? Ya verás. Mañana le daré una paliza.

Bebió el refresco mientras hablaba y el líquido se vertió en su camisa. Ha Jun tomó de sus manos al Sr. A (nombre de la bebida), sacó de su bolsillo un pañuelo y lo limpió. «Hasta es amable». Yeong In observó a su alrededor y le puso sus labios:

– No hay gente así que ¿quieres que nos besemos?

- ¡No!

Ha Jun saltó desconcertado. El rostro de Yeong In se arrugó, no está ciego. Han estado saliendo por un año, pero nada ha cambiado, siempre es él quien da el primer paso. Lo miró con ojos tristes; las mejillas y ojos de Ha Jun se tornaron rojas.

- ¿De verdad te gusto?

Ha Jun bajo la cabeza, avergonzado.

- Si.

Cuando terminó de contestar, el temeroso Yeong In gritó de pronto.

Ha Jun pasó saliva y sonrió con dificultad «¿Cómo puedo hacer otra cosa si mi corazón casi explota con solo tomar tú mano? Me entristece un poco que no sepas como me siento.»

- ¡Maldición! Entonces ¿por qué no haces nada?

Yeong In miró el rostro de Ha Jun, sus ojos, su nariz y su boca son atractivos; no hay parte alguna que carezca de gracia y el día de hoy brilla más, tal vez porque se quitó sus lentes. Al tocar su cabello castaño fuerte, Ha Jun volvió a sonrojarse. Tocó su mejilla golpeada, puso una cara molesta y retiró su mano. «Así es, no me regañes, deberías consolarme» pensó Ha Jun.

- No has olvidado la promesa que hicimos en el valle ¿o sí?

Ha Jun negó con la cabeza. El verano pasado fueron al valle y hablaron sobre el matrimonio. Ambos prometieron qué al convertirse en adultos, se casarían; aunque sus allegados les dijeran que estaban locos, ellos han decidido mantenerse unidos. Además, se puede estudiar estando casado y a Yeong In le gustaría tener un hijo tan guapo como Ha Jun.

Mientras lo imaginaba, Yeong In sonrió misteriosa e involuntariamente arrojó estas palabras:

- Ya verás, cuando estemos casados, todos los días… jajaja

Yeong In no terminó la oración y reía con picardía. Ha Jun al verlo, se sonrojó y le dijo que se detuviera. Yeong In encontró su reacción muy linda; realmente no es divertido bromear con Kim Ha Jun ya que es muy inocente.

Mientras estaban sentados platicando, el camión llegó. Tan pronto como Yeong In se paró de su asiento, le dio un beso sorpresa en la mejilla a Ha Jun.  Apurado corrió al camión y se subió. Tomó asiento y miró fuera de la ventana. Ha Jun tímidamente agitó su mano.

El camión partió. Yeong In, al voltear hacia atrás, golpeó su cabeza haciendo un sonido inquietante. Ha Jun continuaba en la misma posición y está seguro de que seguirá así hasta que desaparezca el camión de su vista «Tonto. Más adelante ¿Cómo haremos hijos si eres tan inocente?» dejó escapar un suspiró.

De pronto, su celular que se encontraba en su bolsillo empezó a sonar. Intentó ignorarlo ya que desconocía el número, pero no se daban por vencido.

- ¿Diga?

Quien marcó no fue otra que la enfermera del hospital al que fue. Ella le explicó los resultados de los exámenes en un tono comercial, he hizo una pequeña pausa para decirle que no encontraron nada anormal en los exámenes de sangre.

- ¿Se ha hecho el examen de feromona?

Rápidamente, Yeong In fijó su atención en la escena fuera de la ventana. Normalmente al nacer te revisan en el hospital, pero desde entonces no se ha hecho otra prueba. ¿Tal vez soy alfa? «Ha escuchado casos en los que, al crecer, cambia el género. Preguntó con nerviosismo, pero le dijo que no era así. Aliviado, suspiró.

- No, no lo es…

La enfermera le explicó sutilmente. La sonrisa en el rostro de Yeong In se desvaneció e incrédulo contestó:

- Disculpe ¿puede repetir lo que dijo otra vez? ¿cómo dice?

El camión se detuvo y algunas personas se bajaron ruidosamente. En la parada, una pareja cargaba a su hijo. Ha imaginado esta escena. Él, casado con Ha Jun y con dos hijos parecidos a ambos. Desconoce cómo será su aspecto, pero definitivamente, su temperamento tiene que ser igual al de Ha Jun.

- Los estudios determinaron que el estudiante Rye Yeong In no es omega, es beta. Si desea ser reexaminado, comuníquese con sus padres y regresen al hospital.

- …

- ¿Me escuchó?

Sus manos perdieron fuerza y el celular cayó en sus rodillas. La voz de la enfermera salía del celular ya que aún no había podido terminar la llamada. Yeong In miraba fuera de la ventana con un rostro resquebrajado. La imagen de los padres junto al niño que había visto desapareció.

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